—¿No es eso lo que hacen las personas casadas? —preguntó Álex, dejando a Joanna sin palabras.
Ella no sabía que su ausencia era su manera de protegerse de ella. Si se quedaba cerca, podría comprometer sus propios principios.
—Joanna eligió no decir nada más y se dirigió casualmente a su baño, que resultó ser mucho más grande que el suyo.
—Álex la siguió y comenzó a desnudarse frente a ella, provocando que ella cerrara fuertemente los ojos.
—¿No puedes esperar a que esté lista primero? —protestó.
—¿No te has dado cuenta? Este lugar fue diseñado para satisfacer todas las necesidades. Hay dos salas de ducha —rió Álex. Luego presionó un botón, haciendo que una persiana se bajara y cubriera la partición de vidrio entre ellos, que Joanna no había notado antes.
—Vaya —susurró ella asombrada, nunca habiendo encontrado una tecnología tan avanzada antes.
Después de su ducha, Joanna encontró a Álex ya vestido y esperándola en el armario. La saludó con una sonrisa.