Alex suspiró, sabiendo que era hora de ponerla al tanto de todo, incluso de lo que los medios no sabían.
—Está bien. Te daré pruebas de todo, pero tienes que comer primero —dijo seriamente, pero Joanna no tenía apetito.
—No tengo hambre. ¿Por qué no me muestras las pruebas primero? —Alex estaba preocupado por su recuperación e insistió. —No te diré nada si no comes, y tampoco te permitiré ir a ningún lugar con Violet. Eres mi esposa embarazada, y necesito cuidarte.
Joanna tenía más preguntas que hacer, pero su ansias de ver cualquier prueba que Alex tuviera la despojaron de mantener su posición.
—De acuerdo, pero si tus pruebas no son suficientemente convincentes, tienes que dejarnos seguir adelante con el divorcio. Este matrimonio fue un contrato —sugirió. Alex dudó. Su boca se abrió, pero como no quería mentir de nuevo, la mantuvo cerrada.
No iba a cometer el mismo error de dejarla ir. —Vamos a comer.