En el momento en que Alex vio a Dario, supo que su plan había funcionado. Si Dario podía manejarlo por su cuenta, le diría a Alex que se mantuviera alejado. De lo contrario, habría un ataque directo de Alex y algunos de los hombres esperando su orden.
—Dario, hijo de puta —gritó Alex, pareciendo afectado por el cambio de bando de Dario, pero si no lo hacía, el plan fracasaría.
Dario tragó fuerte, inseguro si su jefe entendía el significado de su último mensaje sobre traicionarlo.
—Cálmate, jefe. ¿Cómo se siente estar del lado vulnerable? —preguntó sarcásticamente. Logan observaba la ira y amargura en los ojos de Alex, lo suficientemente cruda como para hacerle dudar si Dario estaba fingiendo.
Logan sentía que iba a tener todo lo que Alex apreciaba, ya no se dejaba intimidar por las amenazas de Alex.
—Me aseguraré de que pagues por esto.