Sang Qiong Li

Cuando Sima You Yue terminó su frase, miró a Halcyon, quien tenía una expresión de desaprobación en su rostro.

—Está bien, no iré. —Movió las manos con desdén—. Si eres tan poderoso y aun así casi mueres allí, ¿cómo podría yo jugar con mi vida? ¡Yo sí valoro mi vida!

—Y en ese momento te descuidaste para salvarme —dijo Halcyon.

—Eso es porque en ese momento eras mi protector. Si mueres, ¿dónde podría encontrar a alguien tan poderoso como tú? —Sima You Yue dijo—. En estas Tierras Primordiales ascendiste en rango para convertirte en una Bestia Espíritu Sagrada, para que las reglas aquí no te controlen, e incluso mi Maestro y todos los demás solo pueden presumir los pináculos de su poder, ¡tú eres más poderoso que cualquiera de ellos!

Halcyon sonrió y sacudió la cabeza. ¿Cómo podría no entender sus sentimientos? Incluso si ella no decía nada, él podía comprenderla en su corazón.