La razón de ser alcanzado por un rayo

La próxima vez que Wu Lingyu apareció, habían pasado unos días. Sima You Yue estaba sentada en la silla mecedora, hablando con Pequeño Rugido y abrazándolo. Mirándola, parecía que se había recuperado de su estado anterior, aunque sus ojos aún estaban llenos de un dolor oculto y de ira.

—Si no ibas a aparecer, iba a destruir este lugar. —Sintió su presencia y le habló sin siquiera levantar la cabeza.

—¿Este lugar no es lo suficientemente bueno? —Wu Lingyu se acercó.

—Es bueno. Demasiado bueno, por eso quiero destruirlo —dijo Sima You Yue—. Todos tus preciosos ingredientes médicos y tesoros, los envidio a todos, así que planeo destruirlos todos.

—Entonces destrúyelos, mientras seas feliz —dijo Wu Lingyu, como si no le importara.

—Qué generoso eres, Hermano Mayor. —Ella sonrió, aunque sus ojos traicionaban sus sentimientos más profundos.