[ADVERTENCIA: CONTENIDO MADURO ADELANTE. ESTE CAPÍTULO PUEDE CAUSAR MALESTAR A OTROS. NO ES ACONSEJABLE PARA MENORES DE 17 AÑOS. PROCEDA CON CUIDADO.]
Sam me había bañado, fregado la espalda e incluso pasado por los huecos entre mis dedos. No podía decir si lo hacía mejor que las criadas que usualmente me bañaban.
De cualquier manera, estuve sonriendo todo el tiempo. Mi corazón seguía revoloteando, haciéndome sonreír como un tonto. Igual que él, deslicé mis manos sobre su cuerpo, apenas limpiándolo, ya que no podía concentrarme.
Pero a diferencia de lo ardiente que comenzó, lo logramos. Con breves besos entre medio, terminamos de bañarnos juntos.
Cuando ambos nos enjuagamos, Sam me envolvió en una bata antes de cubrirse él mismo con otra. De pie frente a él, Sam secó mi cabello con una pequeña toalla.
Mi mirada estaba fija en él. Sam sonreía sutilmente, derritiendo mi corazón al convertir una simple tarea de secar mi cabello en algo conmovedor.