Teddy Brown

Después de todo ese trance, el restaurante entero volvió a ser lo de siempre. Nos sirvieron una comida opulenta, justo como la que había pedido Sam. Era como si nada hubiera ocurrido, pero los murmullos sobre el incidente todavía llegaban a mi oído.

Sería más extraño si no mostraran interés en Sam. Si no me engañan mis oídos al escuchar a escondidas, aquel hombre pelirrojo era un miembro del Clan Remington; la única familia noble en este pueblo.

Alcé mi mirada frente a mí. Sam sostenía su mejilla con ambas manos, sonriendo ampliamente hacia mí.

Como siempre, Sam era tan despreocupado como siempre. Todavía no sabía si sentirme agradecida por haberle dado una lección a aquel hombre pelirrojo o preocuparme porque había ofendido a personas que podrían causarle problemas más tarde.

—¿Me viste? —preguntó Sam con una sonrisa de oreja a oreja.

—Mhm —respondí—. ¿Se refería a cómo ayudó al dueño de este restaurante y a su amante?