Samahell

—Uh... me daba vueltas la cabeza —dije—. Este sendero rocoso por el que íbamos y cómo rebotaba con cada bache grande y pequeño solo lo empeoraba.

—Me sentía muy mareada —continué—. Parpadeé, echando un vistazo a Sam, que estaba haciendo turismo relajado con mi dedo entre sus labios.

—Le dije que chupara bien —recordé—. Sin embargo, había estado chupando de mi dedo durante casi todo el día. Hacía una pausa de vez en cuando y luego continuaba.

—Aún era sorprendente que siguiera viva. Pero finalmente siento que me estoy desvaneciendo.

—Oh, mi cabeza —gemí—. Mi visión temblaba un poco y mis pensamientos tenían una constante pausa.

—Dios mío... Voy a desmayarme. No, no puedo... No debo...

—*THUD*

—Lo siento, no pude detenerme —escuché la voz tenue y preocupada de Sam acariciando mis oídos.

—Mis párpados se sentían pesados mientras intentaba abrirlos —expliqué—. Sus manos cálidas acariciaban mi cabeza. Oh, qué reconfortantes son.