Dame a Tía Lilove

—Come bien —dije, acariciando la cabeza del niño suavemente. Él sonrió y asintió.

Fue toda una sorpresa lo rápido que confió en mí. Hace unos momentos, ni siquiera podía sonreír. Pero ahora, se sonrojaba mientras comía.

Lo observaba encantada. Sosteniendo mi mejilla mientras colocaba trozos de todo en su plato. Estaba comiendo demasiado bien. Eso me hizo querer alimentarlo.

Cuando levantó la vista hacia mí, se sonrojó. Ahh… era demasiado adorable~

—Te ves tan feliz —dijo Sam sin emoción alguna.

Lentamente, moví mi mirada hacia él. Sam estaba sentado frente a nosotros, apoyando su mandíbula en la base de su palma.

Su disgusto estaba escrito en todo su rostro. No pude evitar reírme al verlo.

—¿No tienes hambre? —pregunté, colocando un trozo de carne en su plato—. No comiste mucho esta mañana.

Era cierto. Aunque Sam no era un glotón, al igual que yo, hoy comió menos. Aunque fuera un vampiro, no debería descuidar su salud.

Salud...