Lágrimas de oro

—Espero que me crezcan raíces y me mantengan en este lugar... mejor aún, si lentamente me convierto en una flor, eso sería mejor —me reí de mis propios comentarios mientras cerraba los ojos, sintiendo el repiqueteo de la lluvia sobre mí.

—¿Estaba llorando el cielo en mi lugar? —me pregunté mientras sentía ganas de llorar de agotamiento, pero no podía.

Nunca en mi vida me imaginé atrapada en esta muda lucha de poderes. O más bien, si Esteban no me hubiera borrado la memoria y simplemente me hubiera abandonado, buscar venganza probablemente me cansaría de alguna manera y viviría en reclusión. ¿Quién sabe? Tal vez vagaría por otros países si eso hubiera sucedido.

—Pero Lexx es egoísta —mi mandíbula se tensó mientras apretaba los dientes—. Y también lo eran mi esposo y mi clan.

—Un suspiro superficial se me escapó de los labios mientras cavilaba sobre todo estaba friendo cada una de mis células cerebrales. Ni siquiera sabía cuál era la emoción dominante en mi corazón en este momento.