—Bienvenida de vuelta, mi niña.
Un escarnio agudo se escapó de mis labios tan pronto como crucé miradas con sus hermosos ojos esmeralda. Me atrajo la primera vez que la conocí, pero ahora, no tenía el lujo de dejarme entretener por su belleza.
—¿Morirá Sam? —fue la primera pregunta que se me escapó antes incluso de poder pensar.
Lara soltó una risita mientras apoyaba la mandíbula en sus nudillos, sonriendo. —¿Cómo lo sabría, mi niña? ¿No tienes preguntas más importantes que hacer?
—Esa es la pregunta más importante para mí —suspiré profundamente mientras mis hombros se relajaban—. La vida de mi esposo es lo más importante para mí. Su muerte también es mi muerte.
—Mi niña, ¿no eres demasiado romántica?
Su respuesta provocó una risotada burlona de mi parte mientras levantaba la mirada hacia ella. —¿Qué sabes tú? Él es la única persona que ha estado ahí para mí desde siempre. No Colmillo Sangriento, no los Crawfords, ni siquiera tú.