Poder. Control. Dominio.

—En la actualidad, los no muertos aún estaban sembrando el caos en el ala oeste —dijo el narrador—. Los caballeros reales les resistían, impidiéndoles avanzar hacia el palacio interior.

—¿Y el Infierno? —preguntó Esteban.

—El Infierno había entrado en el palacio interior. El décimo príncipe lo había confrontado, pero apareció el quinto príncipe —informó el hombre que estaba reportando la situación actual a Esteban, bajando la mirada.

—¿Oh, Klaus? —Esteban se recostó, su espalda contra el trono mientras apoyaba su mandíbula en los nudillos. Una pierna descansando sobre la otra.

—Sí. ¿Deberíamos agregar al Príncipe Klaus a nuestra lista?

—Klaus... No creo que supiera nada de esto —la mirada de Esteban cayó sobre Lutero, un vampiro de mediana edad cuyo cabello tenía mechones blancos y negros—. Si lo hubiera sabido, todos lo sabrían ya que tiene la boca grande.

—Entonces, ¿qué haremos con el quinto príncipe, Su Majestad?