Primera bebida

Oí sus tacones resonar contra el suelo de mármol mientras se acercaba. En el fondo, sabía que no debería estar escuchándola a ella ni a las voces en mi cabeza. Pero no podía detenerme, ni tampoco podía dejar de mirar al trono.

—¿Qué haces aquí, Su Alteza Real? —Yul preguntó, alarmado por lo que estaba sucediendo.

—Lo que está sucediendo es que estamos poniendo las cosas de vuelta donde deberían estar. —Ahora Alfonso también había entrado en escena.

—Su Gracia... Lilou, vayamos. —Yul me sujetó la muñeca en pánico, pero eso no me inmutó—. Lilou, ¿qué estás haciendo?

Yul tiró de mi mano, pero fue en vano. Mis ojos estaban fijos en el trono, apartando mi mano de él mientras daba un paso adelante.

—¡Lilou!

—No sirve de nada, Yulis —Alfonso intervino con una risita—. Ya ha comenzado.

—¿Qué ha comenzado?

—El ritual. ¿Qué más? —Beatrice bromeó alegremente.