[Capítulo adicional]Sus opciones

Samael paseaba por el pasillo del palacio con Lilou en sus brazos. No prestó atención al desorden que lo rodeaba, caminando sobre los cadáveres esparcidos en el suelo.

Algunas peleas a distancia llegaban a sus oídos, pero no le importaba eso. Era simplemente el último grito y la lucha de su enemigo.

El resultado ya había sido decidido.

Samael y Lilou ganaron esta batalla.

La ironía, sin embargo. No sentía que hubiera algo que celebrar. Había matado a su hermano y ahora su esposa estaba en un estado terrible. Aunque habían esperado lo peor, su corazón no estaba tan preparado como pensaba que debería estar.

Después de un largo paseo, Samael finalmente llegó a un lugar tranquilo. Miró la gran puerta vieja, que nadie se había molestado en revisar hasta ahora.

—Madre —susurró mientras sus ojos se suavizaban—. Mi esposa necesita una habitación. ¿Puedo tomar prestada la tuya?