Yo me escaparé

—Padre.

La voz del joven maestro era suave, con un toque de determinación en su tono. Yo estaba atónita por cómo se dirigía a mi esposo. Una miríada de preguntas volaban en mi cabeza, pero todo lo que podía hacer en ese momento era escuchar el largo silencio en la habitación.

—Me escaparé —dijo el niño, haciendo que mentalmente alzara mis cejas. ¿Quién en el mundo anunciaría que se escaparía de casa?

—¿Oh? —La respuesta de Sam tampoco fue buena—. ¿Eso es todo?

El silencio descendió en la habitación una vez más. ¿Qué tipo de conversación estaba escuchando? No, eso no era importante. ¿Mi esposo tenía un hijo? ¿Significa eso que dormí durante mucho tiempo? El joven maestro sonaba como si tuviera alrededor de cuatro o cinco años. ¿Sam se volvió a casar durante mi sueño?