[Capítulo adicional] Hora de dormir

La interrupción de Ley fue prueba de que Sam y yo no tendríamos tanta libertad para compartir momentos apasionados juntos en cualquier momento. Así que, después de arreglarme, Ley y Adán entraron en mi habitación, y nos dirigimos al comedor.

Nuestra primera cena juntos como familia fue pacífica y cálida. La incorporación del joven Conde a la mesa solo trajo más alegría y fue aún más memorable.

Después de la cena, Sam y yo, como buenos padres, pasamos más tiempo con los niños. Les leímos cuentos hasta que se quedaron dormidos.

—Son tan lindos y tan inocentes —murmuré mientras acomodaba la colcha para cubrir el hombro de Ley. Mirarlo me trajo una sonrisa sutil al rostro. ¿Quién no lo haría? Mi hijo era tan inteligente y tan dulce. Solo ha pasado un día desde que nos conocimos, pero ya lo amo más que mi propia vida.

Era extraño, pero eso es lo que sentía. Sabía que iría más allá por este niño.

—Esposa.