[ADVERTENCIA: CONTENIDO MADURO ADELANTE. PROCEDER CON PRECAUCIÓN.]
—¿No quieres que te sirva?
Antes de que pudiera hablar, Sam ya había aplastado sus labios contra los míos. Solo pude soltar un gemido, con los ojos cerrados. Su lengua se deslizó entre mis labios, sintiendo su mano deslizarse bajo mi falda. Sentí un escalofrío instantáneo en mi muslo cuando la brisa entrante lo acarició, pero su palma caliente lo calentó.
—Mhmm —gemí en su boca, masajeando sus firmes hombros.
Solo me di cuenta de que mis manos iban hacia el sur cuando de repente agarró mi muñeca. Sam sonrió contra mis labios mientras yo fruncía el ceño.
—No ah, mi esposa. Déjame complacerte esta vez.
—Pero quiero acariciarlo —solté débilmente, haciendo que él soltara una risa.