Mostrar afecto

—Adri, mantenlo bajo. ¿Cuántas veces te he dicho eso? —gritó.

—Esto es nuevo, Abuelo, pero creo que puedo controlarlo —dijo Adriana riéndose de él.

—En ese caso, es mejor que lo practiques ahora. No te dejaré entrar hasta que controles ese poder —dijo él, tanto divertido como frustrado.

Durante las siguientes dos horas, bajo la vigilante mirada y la experta guía de Ed, Adriana siguió practicando hasta que se agotó.

—Creo que necesitamos practicarlo un poco más. Aunque has podido canalizar la luz dentro de ti por voluntad, aún no has podido controlar su potencia —dijo Ed.

Adriana puso cara de disgusto.

—¡Pero Abuelo, lo he hecho tan bien!

—Sabes que puede tomar meses antes de que incluso comiences a pensar que has perfeccionado una de tus habilidades. Así que sé paciente, Adri —dijo antes de entrar.