—Ed miró a Howard y dijo:
— Tenía un asunto urgente que resolver. Lo siento por eso. Pero aquí estoy, y escuché que te casas hoy, ¿verdad? —Miró a Dmitri y continuó:
— Esto es todo muy rápido. ¿Cuál es la prisa?
—Fue necesario —respondió Dmitri sin vergüenza.
Ed y Howard rompieron en risas.
—Dmitri, ¿cómo estás, bebé? —dijo Adriana acariciando la cabeza de su mascota, que se acurrucó contra ella como si se quejara de que ella lo abandonara.
—Adriana, no puedes llamarlo Dmitri —protestó Dmitri.
—Dmitri, mi bebé —Adriana abrazó fuertemente a su oso, dando una mirada de reojo a su alfa.
Dmitri apretó sus dientes. Su mascota estaba a punto de convertirse en un gran problema en el futuro, él lo sabía.