Primera Etapa de la Competencia (3)

Los ojos de Adriana estaban abiertos de shock y miedo. Era el sanador de la Manada de la Luna Azul. Se acercó a él y retiró con cuidado el poste, usando su magia para colocarlo suavemente sobre el césped. Lo primero que hizo fue atender su herida. Se sintió impotente por no poder pedir ayuda para el sanador. Enfadada, ansiosa y nerviosa, hizo todo lo posible por contener sus lágrimas.

—¿Cómo llegaste aquí? —preguntó mientras colocaba su mano sobre su estómago lacerado. —¿Y quién te hizo esto?

El sanador la miró con ojos sombríos. Ella sabía que no había manera de que sobreviviera a menos que recibiera ayuda adecuada. Toda su magia sería inútil para ayudarlo ya que había perdido mucha sangre.