En los días siguientes,
—Li Hao salió de la Mansión del General Divino, paseando tranquilamente por Ciudad de Qingzhou con Bian Ruxue.
La llevó a probar comidas deliciosas, a ver óperas grandiosas y a escuchar narraciones.
También fueron a un lago cercano fuera de la ciudad, donde él atrapó libélulas y mariposas para ella y las prensó en un libro de muestras usando las páginas de un manual de esgrima como regalo para ella.
Aunque ambos no eran personas ordinarias, al hacer estas cosas comunes, sus rostros aún estaban llenos de sonrisas.
Durante su excursión por el campo, Li Hao trajo papel, pinceles y rollos de lienzo, y pintó numerosos retratos para Bian Ruxue, con variados fondos y perspectivas, sumando más de cien piezas, lo cual casi agotó su experiencia en pintura.
Pero pintar para ella, Li Hao no lo hacía por la experiencia.