—¡Te atreves a buscar la muerte!
Cuando la luz de la espada de Li Hao voló, una voz atronadora llegó repentinamente desde el vacío.
Inmediatamente después, un sonido de rasgar el aire llegó abruptamente, revelando una resplandeciente pluma dorada.
Esta pluma voladora atravesó el vacío, increíblemente abrupta y rápida como un relámpago.
Para cuando Li Hao la vio, ya estaba a punto de perforar su globo ocular, casi en su cara.
—¡Imbloqueable!
Las pupilas de Li Hao se contrajeron, sintiendo como si su sangre se hubiera congelado; en ese instante, la muerte se cernía tan cerca que nunca antes había sentido su presencia ominosa tan claramente.
Pero en un abrir y cerrar de ojos, la pluma voladora desapareció.
Una palma anciana, como si sacara la luna del fondo del mar, parecía extremadamente lenta, dejando estelas, pero en realidad, arrebató la pluma en un destello.