—Los bien definidos dedos de Fu Xiuyuan se aferraron a la manta, sus ojos agitados salvajemente.
—Quería hacerlo, pero no podía, ni se atrevía.
—Su corazón temblaba violentamente al pensar en su resistencia y lágrimas de entonces. Temía que ella se sintiera disgustada por él.
—Le preocupaba que se fuera.
—Volvió a caer en un enredo de razón y emoción. No podía permitirse perderla. Sin embargo, Shi Jin, que estaba enfrente, no notó nada. Apagó las luces y dijo con voz baja —Ve a dormir.
—Sabía que Fu Xiuyuan no había dormido bien durante varios días. Aunque el concentrado de orquídea yao podía curar sus nervios, su estómago jamás había mejorado. Con Shi Jin cerca, él podía dormir pacíficamente.
—En la oscura noche, donde los ojos no podían ver, los otros sentidos se agudizaban.
—Shi Jin sintió el brazo de Fu Xiuyuan alrededor de su cintura y no se movió. Sonrió ligeramente.
—En realidad, ella no entendía por qué Fu Xiuyuan solo la había tocado el día de su renacimiento.