Dios Ling, el Maestro Sheng me ha vuelto a intimidar...

Mientras Jian Yiling se recuperaba en el hospital, Yu Xi se sentía bastante triste. No tenía mucho que hacer. Como Dios Ling aún se estaba recuperando, no podía cargarlo en los juegos...

Si decidía jugar solo, siempre terminaba en una situación deprimente en la que seguía perdiendo partidos. Uno tras otro.

Como actualmente estaba clasificado en una división alta, la mayoría de los oponentes que encontraba en el juego eran mejores que él. Debido a esto, su experiencia y forma de juego acababan siendo increíblemente pobres.

En ese momento, notó que Zhai Yunsheng había empezado a jugar Invasión Zerg.

Así que, Yu Xi decidió hacerse el simpático con Zhai Yunsheng, —Maestro Sheng, ¿quieres jugar conmigo?

—Claro —respondió Zhai Yunsheng.

Para sorpresa de Yu Xi, Zhai Yunsheng aceptó su favor. Hoy, parecía que el Maestro Sheng era excepcionalmente fácil de tratar. Yu Xi se conmovió hasta el punto de que las lágrimas iban a brotar de sus ojos.