—¡Shiyun! ¡Ya no tienes que preocuparte más! ¡Conseguí pedir prestado el dinero que necesitamos! —gritó emocionada Tía Mo.
—¿Ah sí? ¿De dónde sacaste el dinero? —se notaba la emoción en la voz de Mo Shiyun. Sin embargo, al mismo tiempo, había un elemento de preocupación.
—No te preocupes por eso. No es de un usurero. Simplemente... simplemente pedí dinero prestado a un amigo.
—¿En serio?
—Sí, ¡en serio! Solo tomemos este dinero y presentemos una demanda contra ese bastardo. Escuché que si ganamos el juicio, de todas formas se nos reembolsará el dinero. Si es así, este dinero puede guardarse para tu matrícula universitaria. ¡Ya no tienes que trabajar tan duro!
—¡Mhmm! —la expresión nublada en la cara de Mo Shiyun se disipó—. ¡Devolveré el dinero cuando consiga un trabajo!
Inmediatamente después de la conversación, Mo Shiyun contactó a Qiu Yizhen. Ahora tenía el dinero para resolver el problema.