Un joven con un abrigo a cuadros de colores claros salió del taxi. Era delgado y tenía un rostro bello y dulce.
Era Jian Yunmo.
Jian Yuncheng y Jian Yunmo no se parecían mucho. La apariencia y el aura de Jian Yuncheng eran más bien frías mientras que Jian Yunmo desprendía una sensación cálida.
Cuando los dos hermanos se encontraron, se miraron en silencio. En ese instante, ambos se quedaron sin palabras.
A veces, no hacían falta palabras para expresarse el uno al otro.
Y así, Jian Yuncheng y Jian Yunmo se dirigieron hacia la sala de estar para sentarse.
Una vez sentados, Jian Yuncheng le contó a Jian Yunmo sobre la reciente serie de eventos.
Después de que Jian Yunmo se enteró de lo sucedido, no habló durante mucho tiempo. Sin embargo, sus ojos empezaron a enrojecerse.
—Yunmo —dijo Jian Yuncheng después de un rato. Había esperado mucho tiempo para que su hermano dijera algo. Sin embargo, como Jian Yunmo no había dicho ni una palabra, decidió llamarlo por su nombre.