Er Fengchong

Anteriormente, Jian Yiling era el personaje secundario destinado a ser carne de cañón. Sin embargo ahora, con los recuerdos de eventos futuros, Jian Yiling, quien había cruzado al novel, se transformó en una figura oculta de peso. No solo Jian Yiling no está interesada en el protagonista masculino, sino que deja a las personas a su alrededor en asombro y desconcierto.
Originalmente, sus hermanos la odiaban. Ahora, todos eran ferozmente protectores con ella.
“Yiling se asusta fácilmente. No la asusten.”
“Yiling no ha ido a lugares lejanos. No la engañen.”
“Yiling tiene un cuerpo débil. No la molesten.”
¡Todos los demás querían llorar de incredulidad! ¿Estás seguro de que es linda y fácil de intimidar? ¿Quién se atreve a intimidarla? Cuando todos pensaban que los hermanos Jian eran suficientes para lidiar con ello, había otro que superaba al resto.
Maestro Sheng: “Yiling es muy delicada. No debería ser enfadada. ¡Si la haces enfadar, te cortaré y te haré un caldo!”
Todos los demás: “Maestro Sheng, ¡creo que hay algo mal con tus ojos! ¡Te recomiendo ir al oftalmólogo!”

De Secuaz a Poderosa

Después de que An Yang recibió otra ola de sorpresa, gradualmente comenzó a aceptar la verdad. Parecía como si lo negativo y lo negativo hicieran un positivo.


De repente, sintió que llamar Jefa a Jian Yiling no era tan difícil de aceptar.


An Yang rápidamente comenzó a escribir un título para Jian Yiling.


Cuando Jian Yiling recibió la solicitud, presionó aceptar. Luego, puso un título para An Yang como [Lacayo de J10].


An Yang también aceptó esta solicitud.


An Yang se había acostumbrado a ser el jefe de lacayos. Sin embargo, parecía que no estaba nada mal ser el lacayo de Jian Yiling.


Después de todos estos cambios, Jian Yiling se desconectó.


La multitud expresó su descontento por esto. Querían escuchar más de la legendaria J10.


An Yang miró su pantalla por un buen rato.


—Hermano Yang, ¿estás bien? —los lacayos de An Yang estaban un poco preocupados de que él no pudiera manejarlo más.


No Demasiado Difícil de Aceptar