Por otro lado, Jian Shuxing y Jian Shuhong se dirigieron al estudio con el Abuelo Jian. Planeaban discutir asuntos relacionados con el negocio familiar.
Wen Nuan y He Yan acompañaron a la Abuela Jian. Sorbían su té mientras conversaban.
Hoy en día, el corazón de He Yan ardía de ira cada vez que veía a Wen Nuan.
Sin embargo, como no había logrado tener razón en los asuntos anteriores, frente a la Abuela Jian y el Abuelo Jian, tenía que soportarlo.
No solo tenía que soportarlo, sino que también tenía que fingir una sonrisa. Tenía que actuar como si estuviera agradecida con su cuñada por asumir un trabajo tan grande para ella.
—Has estado trabajando muy duro recientemente. Todo es culpa mía por no haber podido manejar correctamente los asuntos del fondo. Te hice sufrir —dijo He Yan. Su rostro estaba lleno de sonrisas al decir esto.
Su sonrisa y sus palabras eran tan buenas que nadie podía encontrarles defectos.