No le digas a Yiling

—Tú le vomitaste encima... Fuiste tú quien vomitó todo sobre él. Sin embargo, de alguna manera lograste no ensuciarte de vómito. Debido a que vomitaste sobre Yumin, tuvimos que quitarle la camisa y los pantalones... En cuanto a por qué los dos estaban en la misma habitación...

—¿Cuál es la razón de eso?

—Bueno, dijiste que querías llevarlo de regreso a su habitación. Dijiste que como le vomitaste encima, eras responsable de él. Y por eso, querías llevarlo personalmente de regreso a su habitación de hotel. Nadie pudo detenerte. Y así, lo arrastraste hasta esta habitación y colapsaste aquí también.

—¿Estabas allí?

—Por supuesto. El Profesor Xu también estaba allí.

—Entonces, ¿por qué no me sacaste de la habitación?

—Hermana En, ¡no nos atrevemos a tocarte o moverte!

Nadie en la Institución se atrevía a tocar a la Hermana En. Nadie tenía un deseo de muerte.

No sabían si la Hermana En se había desmayado en la habitación a propósito.