96 Tengo Que Ir

—¿Vivian? —pregunté, confundida. Vivian parecía atrapada por algo incomprensible, y su otrora inocente rostro ahora llevaba el peso de la tristeza adulta.

—¿Qué pasó? —fruncí el ceño.

Una chica con una túnica gris estaba en la entrada. Mantenía la cabeza baja, su hermoso cabello platino ahora desordenado, cayendo en cascada desordenadamente sobre sus hombros. Sus ojos verdes esmeralda estaban llenos de agitación, pareciendo un hongo empapado en lluvia.

—Delia, hay algo que tengo que decirte —susurró Vivian en tono bajo.

—¿Ahora? —Miré alrededor incómoda. Ya fuera mi estado actual acostada en la cama o el desorden en la habitación, no parecía el momento apropiado para una charla.