117 Tenemos que ir

La perspectiva de Vivian

Recordada por Alicia, recordé que yo había vivido algo similar cuando era niña. Encontré un cachorro muy mono, y me gustó mucho.

El día que lo traje a casa, pasamos un rato maravilloso jugando juntos. Incluso dormí con él en mis brazos.

Sin embargo, al despertar al día siguiente, el cachorro había desaparecido, y nadie sabía dónde. Había desvanecido de mi vida.

—Maestro, recuerdo ese incidente, pero ¿qué tiene que ver con mi compañero? —pregunté, confundida.

—Lo que quiero transmitir es que las personas o criaturas que aparecen en tu vida están destinadas a estar ahí. La conexión que tuviste con ese cachorro solo duró un día, pero tu compañero está destinado a estar contigo toda la vida —Alice explicó su razón para traer a colación la historia del cachorro con suavidad. Sus palabras aliviaron mi ánimo considerablemente.

—¿Cómo se llama tu compañero y cómo va vuestra relación?