82 Despertando

—¿Estoy muerta?

—No estoy segura. Siento como si flotara en un mar sin fin. Estaba oscuro, sin faro, sin estrellas. No puedo gritar, no puedo moverme.

—La memoria lentamente volvió a mí. Pensé en mi boda, mi tía, mi hermano y mi esposo.

—Miré mis manos. Estaban limpias, pero aún sentía sangre en ellas.

—Clavé la daga en el pecho de mi esposo.

—Mi cabeza comenzó a doler y me sentí muy mareada. Una voz en mi cabeza gritó con ira: "Es tu esposo. ¿Por qué hiciste eso? Él te ama. Hizo tanto por ti. ¡Pero lo lastimaste! ¡Mala mujer!"

—¡No! ¡No digas más!—grité, agarrándome las orejas y agachándome en el suelo de dolor.

—Hermana", una voz llegó a mi oído.

—Hermana", la voz sonaba familiar.

—¿Doyle, eres tú?—Me puse de pie, me di la vuelta y no vi a nadie.

—Hermana, no llores.—La voz de Doyle sonaba feliz, como si nunca hubiera experimentado ningún problema.

—¿Dónde estás? Doyle, te extraño. Por favor, déjame ver tu rostro.—Mi voz era suplicante, rota.