31 Un Nuevo Mundo

Los sirvientes tiraron de Iris del brazo y la sacaron del dormitorio como si tratara de un saco de patatas. Pasaron por el pasillo, la sala de estar, el jardín y el largo bulevar antes de dejarla al costado de la carretera fuera de la puerta de la cerca.

Pasaron junto a varios sirvientes en el camino, y aunque mantenían la cabeza baja y se centraban en sus propios asuntos, Iris podía sentir sus miradas curiosas e inquisitivas.

Iris se preguntó si era la droga lo que hacía que su rostro sintiera como si estuviera ardiendo aún más. Nunca la habían tratado así antes. Como hija de un noble que había crecido en la casa de Evans, siempre había sido una figura imponente, y los sirvientes habían tenido miedo de mirarla directamente. Pero hoy estaba hecha un desastre, medio desnuda y expulsada del dormitorio de Vince.

El fuego de la vergüenza ardía desde su corazón, incluso más que el deseo sexual.