Perla, quien ha cambiado su ropa, yace en su cuna. Sus dedos están en su boca, con sus ojos mirando a Gwen un momento y a Ulric al siguiente.
—Pequeña traviesa. —Gwen sonrió.
Ulric acarició su pequeña cara—. Cariño, el próximo mes podrás practicar rodar en el parque infantil que te compré.
Gwen miró a Ulric—. Sabes mucho sobre cómo crecen los bebés. ¿Tienes hijos ilegítimos? Como algunas mujeres que esconden sus embarazos de ti silenciosamente...
—Tienes una imaginación vívida.
Gwen levantó la vista y de repente se dio cuenta de que ella y Ulric estaban tan cerca que era más que un espacio social, era la cercanía del contacto físico, y ella podía incluso ver la textura de la piel en su rostro. Dio un paso atrás incómoda y su corazón dio un vuelco.
—¡Este Ulric, realmente es peligroso!