En el extranjero, en un hospital
Lucas Bell tenía una vía en su mano, y su otra mano, aplastada, había sido radiografiada, mostrando una fractura innegable. La cirugía estaba programada para mañana.
—Abuelo, ese grupo se fue a una fiesta. La mayoría son menores de edad y no son muy discretos. Pregunté por ahí y descubrí algunas cosas —susurró Zac Cruz.
La cara de William Hale se oscureció.
—Continuó, "Alguien los encontró y les dio un millón de dólares estadounidenses para romper la mano de Lucas Bell".
—No conocían a la persona que los contrató.
—La cuenta de pago era extranjera, a nombre de una anciana, probablemente una cuenta falsa.
William asintió.
—Es improbable que sea un acreedor de la Familia Bell. Lucas no ha hecho enemigos en el extranjero... —analizó Zac.
No se permitía fumar en el hospital. El paquete de cigarrillos en su mano ya estaba arrugado por William, quien permanecía en silencio, su mirada oscura y peligrosa como un lobo acechando en la oscuridad.