Kevin Bell llegó a Ciudad Capital anoche y finalmente consiguió tomar un taxi hasta Villa Aguas Calientes, con la esperanza de ver a Zoe Bell, pero fue detenido por la seguridad en la puerta. Ahora, con una expresión melosa y una cojera, se acercó al coche —Gracias, de verdad, gracias.
—No hay problema, ¿de verdad eres el padre de la señora Hale? —Celine Payne lo miró.
Una sonrisa tiró de sus labios, pero sus ojos estaban llenos de desdén.
—Soy su padre de acogida.
—Desde aquí hasta el complejo en la montaña hay como cuarenta o cincuenta minutos a pie. Sube, te llevo —dijo Celine con una sonrisa.
—Muchísimas gracias, eres muy amable —Kevin Bell no podía esperar para subirse al coche.
—¿Conoces a mi hija? —preguntó con cuidado.
—¿Quién no conoce a la señora Hale? —Celine se rió suavemente—. Solo que pensé que no tenía parientes vivos ya que ella dijo que era huérfana.
El rostro de Kevin cambió sutilmente, pero mantuvo una sonrisa vacía.