—Viento Negro miraba con los ojos bien abiertos a Abel mientras pasaba las pociones de alma a Hueso Costilla N.º1. ¿Cómo es que no recibía nada él? Comenzó a frotar su cabeza contra Abel sin piedad.
—Vamos, Viento Negro, no seas travieso. ¡Me aseguraré de reservar tu parte! —Abel se sentía como un padre mintiéndole a un niño acerca de los hadas de los dientes. Tenía que consolar constantemente a Viento Negro.
—Abel dejó a Viento Negro y Nube Blanca 3 botellas de 'poción de alma' cada uno, así que podía hacer lo que quisiera con las 6 botellas que le quedaban. En el pasado, se sintió inclinado a beber estas pociones de alma por lo beneficiosas que eran para la mente. Sin embargo, ahora se dio cuenta de que no beber estas pociones de alma era aún más un desperdicio ya que no se podía aprovechar completamente su poder.