La parte más difícil de sellar una runa era manejar la solución metálica. Si Abel era demasiado lento, la solución se enfriaría y solidificaría, lo que significaba que ya no podría dibujar con ella. Además, si cometía un error en medio del proceso de dibujo, todo el material utilizado se habría desperdiciado al instante.
Dado que Abel dibujaba con la solución dorada clara, tenía que aumentar su concentración con su mana y su poder de la Voluntad. Para agregar un nuevo atributo al bastón mágico, tenía que transformar el palo metálico en algo que permitiera transferir mana. Era la clave para hacer un bastón mágico.
Al comenzar su primer trazo, una línea plateada blanca apareció donde la pluma reposaba sobre el bastón mágico. Era rápido. Debido a su experiencia dibujando runas, no dudó en mover su pluma. Pronto, más y más patrones rúnicos empezaron a formarse, y el bastón mágico quedó completamente dibujado de arriba a abajo.