"Profesor, no se preocupe. Estoy a salvo, pero he descubierto algo muy importante!" La voz de Abel sonaba casual ya que estaba allí, pero sus últimas palabras terminaron sonando serias.
"¡Ten cuidado en el imperio orco! ¿Qué descubriste?" El Mago Morton sabía lo valiente que era su discípulo, pero Abel nunca era del tipo impulsivo.
"¡Los cultivos en la utopía orco se han reducido drásticamente, y todos los huargos y Tauren jóvenes y fuertes han desaparecido!" Abel bajó la voz.
"Entonces, ¿estás diciendo que el imperio orco va a hacer algo grande a Ciudad Milagro?" El Mago Morton sintió que su corazón se hundía. Él también se había unido a la misión de batalla de los orcos en el pasado, así que conocía bien a los orcos.
"¡Lo más probable!" Abel dijo con plena confianza. Estaba seguro de su idea.