A principios de mayo, había un barco volador que navegaba en el cielo. Diez caballeros esfinge custodiaban ambos lados. En el suelo, trescientos caballeros en armadura mágica marchaban ordenadamente en sus caballos de guerra. Los diez que estaban al frente eran todos del nivel de comandante jefe de caballeros. Había dos crestas familiares que ondeaban en sus banderas: una era la cresta de unicornio que pertenecía a la Familia Harry de Ciudad Cosecha, la otra era la cresta de dragón gigante que pertenecía a Abel, el rey del ducado de Carmelo.
Esta era la primera ceremonia que Abel organizaba como rey. Para demostrar completamente la fuerza y el poder del ducado de Carmelo, tuvo que asegurarse de mostrar todo lo que el ducado de Carmelo tenía. Los barcos voladores y los caballeros esfinge eran imprescindibles. Con los trescientos caballeros marchando a la vez, nadie en el Continente Santo se atrevería a desafiar el estado que gobernaba.