Isla del Mar del Norte.
Los poderosos del Décimo Reino charlaban despreocupadamente, de vez en cuando echando un vistazo al Ojo del Mar del Norte, que se había reducido a cien metros de ancho.
Durante estos más de cien años, sus vidas habían sido tanto cómodas como impactantes.
Era reconfortante que ya no tuvieran que guardar el Ojo del Mar del Norte y no tuvieran que enfrentarse a las profundidades abismales que parecían insondables.
Y ver el Ojo del Mar del Norte encogerse día tras día era un placer para sus espíritus.
En cuanto al impacto... todo venía de una persona.
El ser superior misterioso, que superaba sus decenas de miles, incluso cientos de miles de años de logros con su propio poder.
Durante estos más de cien años, ese ser superior misterioso se sentó por encima del Ojo del Mar del Norte, sus dos Espíritus Primordiales habiendo alcanzado un millón de zhang de alto, cada uno parado en extremos opuestos del Ojo del Mar del Norte.