Para Leng Yanfeng, ese tono de voz le era muy familiar. Era tal como hace tres años. Levantó ligeramente la barbilla, sus fríos ojos pasando por alto a todos hasta finalmente posarse en las delicadas facciones de la chica.
Los tres años habían despojado a la chica de su cruda e incipiente inmadurez; se había transformado en una belleza elegante.
Además, nunca imaginó que la mujer a la que hacía tantos años llamó sirvienta era la respetable Doctora Fantasma a quien todos temían, ¡y esa inútil era la Maestra de la Doctora Fantasma!
Los ojos de Leng Yanfeng se nublaron al tener este pensamiento. Sus expresiones eran complicadas. —Gu Ruoyun, nunca imaginé que usted estaría relacionada con la Doctora Fantasma.