Gu Ruoyun miró a ambos con expresión neutral. Mil pensamientos volaban por su mente, pero sin importar cómo lo viera, sentía que su relación no era solo la de socios... Sino más bien la de una pareja.
Si pudiera domar al Dragón Azur, entonces después de hoy, ¡definitivamente dominaría los cuatro países!
En cuanto a sus ojos cegados, quizás Zixie tenga una manera de arreglarlo...
Mientras las dos bestias espirituales se reunían con lágrimas de felicidad en sus rostros, un destello de intención asesina apareció detrás de Yunyao, haciendo que su cuerpo se paralizara por completo.
—¡Yunyao, ten cuidado! —Tianqiong la haló rápidamente detrás de él. Su rostro estaba completamente alerta — no importa qué, no dejaría que nadie la lastimara de nuevo.