El príncipe bueno para nada (6)

—¡Cabr*nes, ¿quién podría ser tan siniestro y cruel para llegar al punto de envenenarme! Si no fuera por ese h*jo de p*ta, no habría sido un don nadie. Si no fuera un don nadie, ¡no me habría rendido a mí mismo! Al final, ¡me he convertido en esta maldita cosa! Si alguna vez descubro quién es ese bast*rdo, ¡voy a j*der a sus ancestros! —Pang Ran estaba enfurecido. Apretó los dientes y parecía como si quisiera tragarse vivo al otro. ¡Solo Dios sabe cómo había pasado sus días bajo condiciones inhumanas todos estos años! En cuanto al principal culpable de esta enorme tragedia, definitivamente no lo dejaría sin castigo

—Correcto, ¿qué opinas de la profecía del Consejero Imperial sobre mi situación? —En un abrir y cerrar de ojos, Pang Ran de repente recordó este asunto.