—Padre Imperial, ahora iré a invitar a la diosa aquí. Sin embargo, no debes mostrar esa mirada desdichada a mi diosa. Incluso yo no puedo soportar la vista de ello y quiero huir cuando la veo —Pang Ran rodó los ojos y sin ceremonias le lanzó una mirada desdeñosa a su Padre Imperial.
Después de decir esas palabras, inmediatamente se dio la vuelta y corrió sin un ápice de hesitación.
Como se esperaba, después de tres segundos, una voz furiosa gritó desde la habitación:
—¡Mocoso podrido, a quién le has dicho desdichado? ¡Quédate j*dido quieto y enfrenta a Nosotros si te atreves! —Pang Zihuang estaba tan enojado que incluso juró en voz alta. Sin embargo, al oír esas palabras, Pang Ran corrió aún más rápido.
¿Quedarse quieto? ¿Estaba loco? ¡Si no huye ahora, definitivamente su trasero florecerá!