Un Hijo Sin Ano (2)

Tras terminar su discurso, Lin Yue lanzó furiosamente sus mangas e hizo camino hacia la puerta, parándose frente a Gu Ruoyun para pisotear el suelo. Sus labios se curvaron hacia arriba en una sonrisa espantosa mientras decía —Señorita Gu, a veces, cuando se toman decisiones equivocadas, su vida puede ser completamente destruida. ¡Atienda a mis palabras, mi profecía pronto se hará realidad! ¡Su pobre elección resultará en una vida miserablemente inigualable! ¡Vivirá una vida sometida por el resto de sus días! ¡Jajaja!

Gu Ruoyun se había mantenido en silencio desde la última vez que habló, solo mirando fijamente a Lin Yue con frialdad.

—No se preocupe, diosa —juró solemne Pang Ran, golpeando su pecho, ignorando completamente a Pang Zihuang—. Nunca permitiré que nadie te haga daño. Cuando me convierta en Emperador, mi primer acto será enviar a Lin Yue a la mazmorra.