Recogiendo los bienes (5)

—¿Un espejismo?

Su mente quedó en blanco y al girarse, la mujer respiró suavemente en su oído.

—Te queda un ataque.

—¡¡¡Vete al infierno!!!

Una llama furiosa consumió su corazón, haciendo que Hong Yun perdiera todo sentido de la razón. Inmediatamente se lanzó hacia la chica y sus ojos estaban llenos de odio. ¡Era como si quisiera arrastrarla a su tumba! Pero justo cuando la espada larga estaba a punto de alcanzar el rostro de Moyu, apareció un delgado estoque azul marino delante de ella, emitiendo una intensa fuerza espiritual. La espada de Hong Yun parecía marchitarse y detenerse; por más que lo intentaba, no podía atravesarlo.

—Te he dado tres ataques, ¿no es mi turno ahora? —Moyu levantó la mano para agarrar el estoque flotante con una sonrisa.

En ese instante, el rostro de Hong Yun se volvió blanco ceniza mientras temblaba y miraba fijamente el estoque de Moyu. Gritó con voz ronca:

—¡Un arma espiritual! ¡Es realmente un arma espiritual!