Abigail colgó el teléfono de la tía Claudia y luego se levantó tranquilamente y salió de la habitación.
Se aseguró de no despertar al pequeño antes de marcar el número de la agente inmobiliaria:
—Señorita Muller, por favor, complete los trámites lo antes posible.
—Señorita Green, no se preocupe. Este apartamento ya está terminado, y como va a pagar al contado, la empresa finalizará los trámites en tres días como máximo. Para entonces, puede recoger las llaves en la oficina del edificio en cualquier momento —respondió el consultor respetuosamente.
—Gracias y disculpe las molestias.
Abigail se sintió aliviada. Cuando levantó la vista, se encontró con un par de ojos ámbar largos. A pesar del clima de abril, el hombre llevaba solo un conjunto de ropa de estar en casa de color negro, lo que lo hacía parecer aún más alto y guapo. Su piel pálida combinada con las facciones perfectamente cinceladas creadas por Nuwa eran increíblemente agradables a la vista.