Pullan estaba muy dolorido y frustrado.
Sin embargo, estas emociones no se contagiaron a Abigail. Ella observaba continuamente la condición de Brandon Piers en el camino.
Después de la cirugía, lo más preocupante era la fiebre. Acababan de correr en el estacionamiento subterráneo. No podía garantizar que este hombre no tuviera complicaciones postoperatorias. Finalmente, entraron al hospital de la ciudad. Los cirujanos del hospital tomaron el control, conectaron todos los instrumentos y los datos volvieron a la normalidad. Solo entonces Abigail respiró un largo suspiro de alivio.
Pero cuando su humor se relajó ligeramente, Abigail giró la cabeza y vio a Pullan desesperado. Ella frunció el ceño. —Él está temporalmente bien. He llamado a la policía. Llegarán pronto. Chequea la situación en la Mansión Piers y reporta al Anciano Piers.