—El ascensor estaba muy silencioso.
—Era diferente del tipo de quietud mental que trascendía los fenómenos físicos cuando la vida de Abigail pendía de un hilo.
—Esto era un silencio real.
—Dos guardaespaldas indistintos estaban parados cada uno en una esquina. Su respiración era tan leve que si uno no prestaba atención, casi parecería que no estaban allí.
—Brandon Piers mantenía una cara compuesta y extraordinariamente guapa. Después de que ella terminara de decir que el Maestro Stone era su superior, él no dijo ni una palabra más.
—Abigail no sabía si era su ilusión, pero siempre sentía que él estaba muy enojado. Sin embargo, no podía entender por qué estaba enfadado.
—¿Ella había tenido un hijo con Clark Stone, entonces por qué estaba él enojado?
—En este ambiente, Abigail no quería preguntar.